Por: Laura del mar.
"En un lugar no muy lejano cuyo nombre se ha conocido como ciudad del olvido o Ciudad Norte, en uno de sus barrios cuyas casas estaban hechas de pedazos de tablas, cartones y latas, ubicadas en lo más empinado y faldudo de aquel escarpado terreno, estaba ubicado el rancho donde vivía Lucerito: una niña que apenas despuntaba los once añitos."
José Ramón Meneses Aparicio comienza, de esta forma, a relatar la historia de Lucerito, cuento ganador en el primer concurso EL NORTE MUNDO DE LETRAS.
De una manera muy sencilla y concisa "Chepe", como cariñosamente lo llaman sus vecinos, nos lleva en un carrito de balineras a recorrer las calles de la Ciudad Bonita, en una noche de trabajo recogiendo cartones, plásticos, papeles; humilde labor a la que se dedican algunos habitantes del Norte.
La primera vez que hablamos por teléfono me sorprendió su voz por su manera de expresarse, percibí que me encontraba ante un personaje que seguramente me enriquecería con su vida.
Aunque don José no pudo asistir a la premiación del concurso, ese sábado 29 de Octubre de 2005, porque se encontraba en San Cristóbal, Venezuela, en un encuentro Internacional de trabajadores Comunitarios, nos regaló con sus escritos algunos de sus sueños.
A don José, le duele la pobreza de la gente que vive en ranchos hechos con retazos de cartón y tablas. Orgulloso habitante del barrio Los Ángeles, ubicado en las laderas del Norte, trabajó con su Comunidad para lograr la reubicación de las humildes viviendas levantadas en precarias condiciones en las peligrosas lomas donde se inició el barrio La Transición.
A sus 47 años, colabora como voluntario en el grupo PLANETA PAZ, organización financiada por el gobierno de Noruega y que destina sus recursos en favor de la soñada Paz de Colombia.
Los ojos le brillan al contar sus historias. Con mucha picardía en su rostro, don José se siente feliz relatando como con unos amigos un día soñaron con la primera y única emisora de Ciudad Norte, a la cual llamaron Fantasía Estéreo. Quisieron registrarla correctamente pero al saber los altos costos que esto requería decidieron lanzarla al aire así no más. No contando con un local para ubicarla, cada día llegaban y montaban su oficina en las mesas de alguna tienda del sector, desde allí se encargaban de llegar a los hogares del Norte no sólo con alegres melodías sino con toda clase de mensajes, chistes, coplas y poemas. Los diversos negocios de los barrios del Norte se disputaban cada día su presencia, debido a la alta venta que su compañía les causaba. Los sueños del locutor y sus amigos terminaron cuando por accidente su transmisión interfirió con la torre de control del aeropuerto Palonegro. Los vuelos que salían y llegaban a la Ciudad Bonita, esa tarde, empezaron a ser saludados y guiados por la música y la alegría de la rústica emisora.
Ajenos a lo que estaba sucediendo, don José y sus compañeros recibieron la sorpresa de un allanamiento donde fueron decomisados los aparatos de la emisora ambulante de Ciudad Norte. Hoy a don José sólo le queda la alegría de saber que su pequeña emisora alguna vez fue escuchada en el cielo.
Este hombre que sueña, que siempre está sonriendo, que cuenta historias maravillosas plasmadas en su alma y en viejas fotos en blanco y negro sobre los inicios de Ciudad Norte, se gana la vida como camarógrafo de barrio, grabando cumpleaños y bautizos.
Su mente navega en el recuerdo. Cada vez que lo presento en los programas culturales de la radio, el rostro rejuvenece ante el micrófono, su voz se torna más alegre, en su semblante aparece de nuevo ese gesto picaresco.
Esta es la primera de muchas historias maravillosas que conocerán cada semana, historias sobre habitantes de Bucaramanga, que sueñan con llenar la mente y la vida de la nueva generación de Ciudad Norte con ideas de cultura, paz y progreso.